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martes, 24 de diciembre de 2013

Papá Noel, ¿pariente cercano del diablo?


           Este tema puede ser mas "peligroso" que meterse contra las multinacionales ;)    porque es meterse con la ilusión de miles de niños y aún adultos, pero más con los comerciantes, y, en realidad es revocar una tradición falsa, la cual fue impulsada por la empresa cocacola, a principios de los años 1930, como imagen referente de la marca, el color de la vestimenta y en comienzo del consumismo, ponen de ícono al personaje conocido. La tradición contrasta que el regalo que se le hacía a los niños por la Navidad, como correlación al Niño Dios, y los tradicionales Reyes Magos.
Sintesis: de alguna manera el complejo MASONICO_ANTICRISITANO tuvo la oportunuidad de crear una imagen, un producto que contrarrestara el nacimiento en Belén.
Casi lo logran, pero ya es hora que termine esto.


 
Estas son fechas para andar con cuidado. No todos los papás noeles son tan simpáticos como parecen. Según la historiadora María Cristina Longinotti, el símbolo que resume el espíritu navideño, es un personaje bifronte. Un perfil muestra el abuelo perfecto. El otro, un anciano irascible cuya tupida barba blanca esconde una sorpresa verdaderamente desagradable. Para Longinotti, doctorada en Historia y especializada en religiosidad popular, los orígenes culturales de Santa Claus, un vejete generoso y bonachón cuya fuente de ingresos es un misterio, se relaciona directamente con el demonio.

"La figura folclórica escandinava para Santa Claus es el tomte (en Suecia) o nisse (en Noruega y Dinamarca), especie de genio benefactor —y no tanto— de los campesinos, que cuida sus viviendas de noche. Su apariencia física es la de un duende con barba, vestido de gris y con un gorro rojo tejido sobre su cabeza", continúa la historiadora.

Tomte.Si bien la cultura de la época se había rendido ante este personaje por sus aspectos benévolos (por mucho tiempo se creyó que protegía de las desgracias a la casa de los granjero y a los niños), tan pronto entramos en confianza el tomte se ofende con facilidad. Puede causar destrozos y hasta la muerte de animales, provocando los más espeluznantes "poltergeist" (poner a objetos en movimiento sin que medien acciones físicas).

La única solución, muchas veces, es el soborno. "Y habitualmente, en la noche de Navidad, se lo agasaja con un budín de arroz", explica Longionotti.

En Escandinavia Santa Claus es llamado Jultomten o Julenissen, en alusión a la fiesta pagana de Yule, el solsticio de invierno, sobre la cual instaló la Navidad el cristianismo. Es probable que esta haya sido la tradición que inspiró a Haddon Sundblom, el dibujante de Coca-Cola, para crear, allá por 1930, la imagen de Santa Claus tal como la conocemos.

Maria C Longionotti, doctora en Historia.-Santa Claus, Papa Noel, San Nicolás… ¿Siempre fue así?
Longinotti: No, al principio no vestía de rojo ni llevaba regalos de casa en casa en Navidad, ni se desplazaba por los cielos en un trineo tirado por renos. Es más, ni siquiera era bueno. La imagen de Santa Claus es el ejemplo del sincretismo de elementos procedentes de diferentes culturas y tradiciones. Todos esos cambios son consecuencias de la apropiación de la figura con fines publicitarios. La historia oficial —la que todos conocemos- es que hace siglos existió un santo llamado Nicolás de Bari —o Nicolás, a secas—, que se destacó por su bondad, sobre todo con los niños. En Asia Menor, en el siglo IV, vivió un San Nicolás, obispo de la ciudad de Mira, recordado por sus obras de beneficencia. Sus reliquias fueron transportadas a la ciudad de Bari, en Italia. Allí se construyó una basílica en el siglo XI para alojarlas. La devoción se extendió a tal punto que es uno de los principales santos de Rusia y el patrón de Grecia. Este personaje, evidentemente, tiene muy poco en común con el Santa Claus actual, salvo la barba que le adjudica la tradición y la bonhomía que caracterizaba tanto a aquél como a éste.

- ¿San Nicolás de Bari evolucionó hacia Santa Claus o se trata de diferentes personajes superpuestos?
Longinotti: Por empezar, aclaremos que no San Nicolás de Bari, obispo cristiano del siglo IV, nunca puede ser el mismo que el Papá Noel actual, al que imaginamos viviendo en el Polo Norte y no en Asia Menor —ni siquiera en Italia—, que entra en las casas por las chimeneas para dejar regalos y que se transporta en un trineo tirado por renos.

Hay una serie de tradiciones folclóricas europeas vinculadas con la imagen de Santa Claus. Una de ellas relata la existencia de un demonio que descendía con una bolsa por las chimeneas para secuestrar a los niños, quizá para comérselos (y aquí nos asaltan las reminiscencias infantiles del "hombre de la bolsa"). Un hombre santo, quizá el mismo San Nicolás, consigue someter a este demonio y obligarlo a llevar regalos a los niños en desagravio. Otras versiones dicen que el demonio se arrepintió y de ahí en más se transformó en Santa Claus. En Gran Bretaña, existe la tradición de Father Christmas (Padre Navidad), un personaje también anciano y de origen incierto —aunque quizá relacionado con la religión germánica—, que viste de verde y cabalga por el cielo en un caballo alado de ocho patas. Curiosamente, este caballo tiene la misma cantidad de renos del trineo de Santa Claus.



- ¿Cuáles son las referencias más antiguas de Santa Claus?
Longinotti: El antecedente más antiguo y directo proviene de la tradición holandesa de Sinterklaas, llevada por este pueblo a Norteamérica (Nueva York fue primero Nueva Amsterdam). Sinterklaas o San Nicolás viste, en la versión holandesa, de rojo y trae regalos para los niños. Viene desde España con varios ayudantes llamados Zwarte Pieten (o Black Peters) cuya misión es castigar a los niños malos o llevarlos a España en una bolsa. El lugar de origen de Sinterklaas puede parecer meramente exótico, pero basta tener en cuenta lo que significó España para los holandeses (Holanda constituía los Países Bajos del Imperio español) y sumar a esto la presencia de los Zwarte Pieten, una suerte de pequeños demonios, para ver lo negativo o abiertamente diabólico. La fiesta de Sinterklaas no es la Navidad sino el 6 de diciembre, aniversario de la muerte de San Nicolás, y así se conmemora todavía en Holanda y Bélgica. Al fundirse las tradiciones en Norteamérica, se trasladó al 25 de diciembre, y Santa Claus pasó a entregar los regalos en Navidad.

Santa en Harper's Weekly (1863)Fue el escritor norteamericano Washington Irving quien transformó al protagonista de la leyenda de Sinterklaas en Santa Claus. Este personaje realmente es de origen norteamericano. Su aspecto comenzó a cobrar la apariencia actual en la segunda mitad del siglo XIX, con las ilustraciones del dibujante norteamericano Thomas Nast. En 1863, la revista Harper's Weekly publicó una ilustración donde Nast le da a Santa Claus el perfil que conocemos. Estas imágenes fueron sucediéndose y se popularizó el color rojo de la vestimenta de Santa Claus a partir de una ilustración de tarjeta navideña de 1885, ganando de mano al verde traidicional de Father Christmas. El caballo blanco se convirtió en el trineo tirado por renos y los Zwarte Pieten de Sinterklaas se transformaron en duendes o gnomos.

-¿Por qué Santa Claus entra por una chimenea?
Longinotti: Bueno, la chimenea tiene connotaciones demoníacas o hechiceriles, como todo lo relacionado con el fuego. El simple hecho de utilizar la chimenea como entrada a una casa alude a una intromisión no deseada. No en vano, el hechicero moderno más famoso, Harry Potter, viaja de chimenea en chimenea con ayuda de los "polvos flu" (flue es chimenea en inglés). Que Santa Claus descienda por una chimenea en pleno invierno —o sea, con el fuego encendido— sugiere que es inmune a él, como el diablo. Hasta el mismo lugar de residencia de Santa Claus —el Polo Norte o Finlandia— habla de su carácter demoníaco: en la literatura, el diablo suele ser descrito como extremadamente frío —lo que quizá le permite soportar el calor del infierno.



En la Argentina, durante una protesta contra una papelera, una manifestante invocó a Santa. "Si llega a venir Papá Noel se les va a morir".


Los niños norteamericanos saben que, si no se portan bien durante el año, Santa Claus, en vez de un juguete, les dejará un trozo de carbón o unas simples ramas. Por las tradiciones folclóricas de diversos países se sabe que las riquezas que entrega el diablo son engañosas y, al tiempo, se transforman en carbón o excrementos. No solo eso: el apodo del diablo es, en inglés, Old Nick (Viejo Nick).

-En Navidad un tópico inevitable es la canción "jingle bell" ¿De dónde sale?
Longinotti: La popular canción norteamericana Jingle Bells, asociada automáticamente con la Navidad y Santa Claus, fue escrita por el pastor protestante James Pierpoint en 1857. Originalmente creada para el Día de Acción de Gracias, el último jueves de noviembre. Su temática y música se trasladaron a la Navidad, pero en ella no se mencionan en absoluto a esa festividad ni a Santa Claus. Sólo hace referencia a un alegre paseo en un trineo tirado por un caballo.
La vitalidad de Santa Claus desmiente la avanzada edad que la mitología le suele atribuir. Santo cristiano, demonio pagano o picardía de marketing de la más poderosa multinacional de la Tierra, este gordito regalón amalgama de diferentes tradiciones y el talento de unos cuantos dibujantes y publicistas, que han creado alrededor de su imagen una legitimidad paralela a la del Niño Jesús.

Madonna Santa (Anti-santa)Desde hace años, en varios países europeos, como Checoslovaquia o España, algunos activistas católicos despliegan vigorosas campañas "contra la infiltración de Papá Noel". Rechazan el uso de su figura en los spots publicitarios y abominan de toda alusión a su figura durante los festejos navideños, cuando "sólo se debe celebrar el nacimiento de Jesucristo en Belén". "Nuestro objetivo es que Santa Claus vaya a dónde pertenece, a los EE.UU., Inglaterra y otros países de tradición anglosajona", declara el grupo Anti-Santa en su página web. Ellos sólo quieren que se recuerde a Jesús. Todo lo demás son culturas ajenas al sentir cristiano.

Noticas de film holandes
http://apocaliptica-ya.blogspot.com/2013/12/polemica-pelicula-holandesa-sobre-san.html

OTRA REFERENCIA
Los padres aseguran a sus hijos que siempre ha existido y que siempre existirá. Se rumora que tiene la habilidad de estar en todos los lugares al mismo tiempo y que sabe quién ha sido malo y quién ha sido bueno; sabe cuándo has dormido y cuándo estás despierto. Y una noche al año mete milagrosamente su gigantesca circunferencia en incontables chimeneas para entregar regalos a todos los niños buenos y luego vuelve a subir rápidamente después de haber consumido montañas de golosinas y ríos de leche que se dejan como ofrenda para su deleite. Hoy en día lo conocemos como Santa Claus, pero la imagen omnipresente, omnisciente y jovial de este personaje ha evolucionado gradualmente a través de los años, adaptándose a diferentes culturas alrededor del mundo. Los antiguos rituales y creencias se entretejieron con los nuevos, dando como resultado un colorido tapiz de tradiciones con muchos hilos en común. Con el tiempo surgió la imagen moderna y más singular gracias al incremento de los viajes y al acceso a la palabra escrita, además de las predominantes influencias estadounidenses de la televisión, el cine y otros medios de comunicación.
Puede parecer poco probable que la costumbre de Santa Claus se base en buena parte en la reciente tradición estadounidense, en la que los inmigrantes puritanos de principios del siglo XVII en realidad prohibieron la Navidad y otros bulliciosos festejos no bíblicos en algunos lugares del Nuevo Mundo. Aun así se extendieron otras subversivas celebraciones y la ley de los puritanos fue revocada antes de concluir ese siglo. La segunda y tercera generación de inmigrantes comenzó a formar una nueva clase media con el lujo de un ingreso disponible y tiempo libre dedicado a la familia. Una mayor disponibilidad de materiales impresos al alcance de muchos contribuyó a la cohesión social y las personas los devoraron efusivamente. Lo que estuviera impreso se convertía en la realidad común y esto finalmente forjó las diferentes tradiciones de una población inmigrante en una serie más homogénea de costumbres, incluyendo una figura navideña heroica para todos.
Pero el historial de Santa va mucho más allá de los inmigrantes europeos en Estados Unidos. De hecho, al remontarnos en la historia encontramos que ha estado entre nosotros durante miles de años utilizando diversas apariencias.

UN NICOLÁS VERSATIL
Washington Irving, el escritor estadounidense del siglo XIX, fue el primero de muchos escritores en ejercer una influencia importante en el desarrollo de la imagen moderna de Santa. A Irving y a su círculo social les preocupaba que la época navideña fuera, para muchos, una temporada para beber en exceso y romper las reglas, para llegar a los hogares de los ricos y exigir favores y refrigerios (“¡Oh! Por favor, sírvanos un poco de pudín navideño y una copa de alegría”), y para amenazar a los malos anfitriones con actos de vandalismo. Con grandes esperanzas de transformar a los apáticos alborotadores que plagaban la temporada, Irving escribió sobre la alegría de otro tipo de celebración en su sátira, Knickerbocker’s History of New York from the Beginning of the World to the End of the Dutch Dynasty.
En sus atractivas historias el popular escritor estableció una base firme para el Santa Claus estadounidense al describir con imaginación encantadoras escenas domésticas y al relacionarlas con San Nicolás (o Sinterklaas, su sobrenombre holandés). Encabezó el cambio en la apariencia tradicional de Nicolás de un escultural hombre santo que vestía una larga bata y era mitra de un obispo, a un pequeño hombre rechoncho usando pantalones bombachos hasta la rodilla y un sombrero. También presentó a San Nicolás como el santo patrono de Nueva York y, hablando con nostalgia sobre sus primeros días como Nueva Ámsterdam, le atribuyó algunas características que ahora nos son familiares: “En los nemorosos días de Nueva Ámsterdam, el buen San Nicolás aparecía a menudo en su amada ciudad, la tarde de un día festivo, andando alegremente entre las copas de los árboles o sobre los tejados de las casas, sacando de vez en cuando espléndidos regalos de los bolsillos de sus bombachos pantalones y lanzándolos dentro de las chimeneas de sus favoritos”.
Del cuento de Irving también surge una tradición de que Sinterklaas acompañó en el siglo XVII a los inmigrantes de los Países Bajos hacia Nueva Ámsterdam. En un ingenioso intento por desviar el día festivo de sus asociaciones paganas, describió el tope del barco original: “El arquitecto, ...lejos de decorar la embarcación con ídolos paganos, tales como Júpiter, Neptuno o Hércules, cuyas idólatras abominaciones —no tengo duda— ocasionan las desgracias y naufragios de muchos nobles navíos, él, les digo, por el contrario, erigió plausiblemente en la proa una hermosa imagen de San Nicolás”.
Después de 1822 un “duende viejo y bueno” del tamaño de una pinta, volando de chimenea en chimenea “en la víspera de Navidad” en un trineo miniatura tirado por ocho pequeños renos con nombre y un saco de juguetes colgado sobre su hombro, se convirtió en la norma gracias al recién publicado poema “La noche antes de Navidad” (Account of a Visit From St. Nicholas). Sin duda la inmediata y duradera popularidad de este poema (atribuido a Clement Clarke Moore) siempre estará en deuda con la inclusión de elementos de numerosas culturas. El autor combinó las innovadoras descripciones de Irving con antiguas tradiciones escandinavas, germánicas, inglesas y rusas. Incluso los escoceses y los irlandeses podían identificarse con la pequeña criatura, similar a los duendes, “enanos” o elfos de sus países natales.

EL ESPÍRITU DEL FUTURO DE LA NAVIDAD
A lo largo del Atlántico, Charles Dickens contribuyó a la reforma de la Navidad con Un cuento de navidad (A Christmas Carol), publicado en Inglaterra en 1843. A pesar de que Dickens no mencionó en el libro a Santa Claus por su nombre, el espíritu es claramente conocido. Adoptando los ideales victorianos de la casa y hogar de Inglaterra, el libro se convirtió de inmediato en un best seller. Esto contribuyó en gran medida a dar forma al ideal navideño actual de una tradición familiar y amistosa (vea “Navidad: ¿En realidad importa?”) y a convertir la desenfrenada parranda de borrachos en un simple fantasma del pasado de la Navidad.
Muy pronto Harper’s Weekly, una popular publicación estadounidense de esa época, comenzó una tradición anual presentando los dibujos del ilustrador Thomas Nast que mostraban a Santa vistiendo un traje rojo con cenefas de piel, botas negras y un cinturón de piel negro que hacía juego. A pesar de que los elementos del cuento de Dickens eran evidentes, Nast, un inmigrante de la Europa germánica, también utilizó elementos extraídos de sus propios antecedentes culturales. Esta refundición de costumbres continentales y estadounidenses continuó durante el siguiente cuarto de siglo, aportando detalles tales como en dónde vive y trabaja Santa.
A comienzos del siglo XX Estados Unidos había aceptado lo suficiente la Navidad como para convertirla en un día festivo oficial y las tarjetas navideñas ilustradas a colores (que ya eran populares en la Inglaterra victoriana) se convirtieron en un éxito comercial. Ambos factores ayudaron a apoyar la imagen del corpulento benefactor en pantalones bombachos de color rojo (aunque en ocasiones aparecía en otros colores). Para la época en que la siguiente generación estaba lista para las sobrenaturales visitas nocturnas de cada año, el Santa Claus regular era del tamaño de un hombre rechoncho vestido de rojo, con las mejillas rosadas, barba y rizos blancos. Esta imagen estadounidense de Santa, en especial las ilustraciones icónicas creadas después de 1931 por el artista comercial Haddon Sundblom para los anuncios de Coca-Cola, se ha exportado a todo el mundo.

LOS NOMBRES DE SANTA
Pero ¿cuáles son los antecedentes de Santa? Hoy en día algunas de las más viejas iteraciones permanecen junto a las nuevas y mejoradas versiones comerciales, lo cual provoca una peculiar cacofonía de personajes interconectados. En algunas partes de Europa se trata de una representación del Niño Dios (Christkindl/Kris Kringle) unida a otra tradición más antigua: un Belsnickle/Pelznickel (pelts, o piel, más Nicolás) cornudo, vestido con pieles y moreno. Esta figura de terror realizaba excursiones en la madrugada del fin de año antes de que la llegada del cristianismo realizara un cambio forzado. Personajes diabólicos similares en diferentes partes del mundo, incluyendo a Knecht Ruprecht, Rumpelklas, Krampus, Schmutzli, Hans Muff, Klaubauf, Père Fouettard e incluso Belcebú, también podían viajar solos o acompañados por el Padre de la Navidad, Père Noël, Papá Noel y, por supuesto, el viejo y alegre San Nick. Y cada tradición tiene una conexión en común con San Nicolás.
Nicolás de Myra es uno de los santos del siglo IV más venerados por la iglesia católica. Aunque la evidencia es poco precisa, se cree comúnmente que a una corta edad fue nombrado obispo de Myra, en Asia Menor. Esta convicción forma la base de las tradiciones del niño obispo, en las que la autoridad se pone de cabeza y los sirvientes y los niños exigen presentes y favores a sus amos o padres (por ejemplo, las exigencias de “pudín navideño” del pasado y de “yo quiero un pony, un Xbox 720 y una pista de patinaje para Navidad” de la actualidad). Dichas tradiciones nacen de rituales romanos saturninos relacionados con el solsticio de invierno.
Los detalles de la vida posterior y más allá de Nicolás son también legendarios. Se volvió conocido como Nicolás de Bari después de que en el siglo XI mercaderes italianos llevaran a la ciudad de Bari los que supuestamente eran sus restos. Algunos dicen que su tumba, construida en una impresionante basílica, está cerca del antiguo santuario de la Befana, la legendaria y vieja anciana montada en una escoba que una noche de cada invierno era responsable de bajar por las chimeneas y llenar con regalos los calcetines de los niños. A pesar de que la tradición de la Befana sobrevivió por mucho tiempo en Italia, durante los siglos siguientes el santuario de Nicolás se convirtió en el abrumadoramente popular destino de los peregrinos.
Su historia, más larga que su vida misma, incluye mucho material para el folclor, el cual incluso la iglesia católica reconoce que no necesariamente está basado en hechos. Incluso la festividad de San Nicolás se eliminó en 1969 del calendario litúrgico católico romano de cumplimiento obligatorio porque no había prueba de su existencia, aunque la Iglesia Ortodoxa Oriental sigue considerando el 6 de diciembre como su día. Según la Red de Información Católica (Catholic Information Network), Nicolás reemplazó al dios ruso “Mikoula, el dios de la cosecha, ‘quien reemplazará a Dios cuando éste sea demasiado viejo’”. Se dice que Mikoula repartía regalos a los niños durante el solsticio de invierno, un trabajo que Nicolás, el nuevo santo patrono de Rusia, pronto adoptó en la imaginación popular.
Probablemente San Nicolás ha sido el patrono de más lugares y hogares que ningún otro santo, pero es mejor conocido en occidente como el protector de los niños y en oriente como el protector de los marineros. Abundan sus historias en muchas culturas, la mayoría acerca de su amabilidad y generosidad, incluyendo muchas veces el número tres. Una de dichas historias se centra en que supuestamente regaló una bolsa o bola de oro a cada una de tres hermanas, cuya dote las salvó de una vida de prostitución. La tradición de regalar naranjas en Navidad que data de la época victoriana representa estas bolas de oro. (Comúnmente se utilizan tres bolas simbólicas de oro como emblema de los prestamistas, otro grupo que se encuentra bajo el auspicio de gran alcance de Nicolás).
Se dice incluso que Nicolás revivió milagrosamente los cuerpos despedazados de tres niños que un malvado carnicero colocó en un frasco de salmuera. Esta historia parece ser una sangrienta distorsión de otra leyenda, en la que Nicolás simplemente salvó a tres niños de ahogarse en el mar salado. Por seguridad, los marineros preocupados lanzaban tres rebanadas de pan al mar arremolinado como una ofrenda al santo, quien calmaría e incluso caminaría sobre el agua. En algunas áreas aún le ofrendan pan y otros productos de trigo (¡también galletas!). La ofrenda de trigo está relacionada con una historia en la que salvó milagrosamente a Myra de la hambruna al multiplicar el trigo que tomó prestado de los barcos que pasaban, con sobras suficientes después de alimentar a las multitudes para plantar las cosechas de la siguiente temporada.

UN PANTEÓN DE PREDECESORES
Tales historias nos recuerdan a una antigua deidad: Poseidón, dios de los mares y los océanos y padre del caballo alado Pegaso; o a la contraparte romana de Poseidón: Neptuno. Mientras la iglesia católica adquiría poder se apropió de muchas de las populares deidades paganas para utilizarlas en Navidad (vea “La Llegada del Emperador Cristiano” ). Los templos y los ídolos paganos se renovaron en las iglesias y santuarios para adorar a los nuevos santos. La iglesia simplemente transfirió las cualidades y poderes de los antiguos dioses y diosas a los nuevos santos, y la adoración y oración continuaron como antes. En Oriente tomaron el tridente de Poseidón y se lo dieron a Nicolás en forma de báculo: un báculo pastoral, que comúnmente representa el cayado del Buen Pastor y que hoy en día en la época navideña tiene la forma de un caramelo de menta rayado.
Mientras avanzaba la “cristianización” más ritos y personajes paganos se asimilaban como diferentes adaptaciones de Nicolás. Su nombre y algunas de sus características también se relacionan con la antigua mitología nórdica: el supremo dios Odín adopta variaciones de los nombres de Nickar, Hnikar o Nick cuando aparece como un destructivo duendecillo acuático capaz de caminar sobre el agua y de calmar o provocar tempestuosas tormentas (“Viejo Nick”, otra denominación del diablo, proviene de este término). Odín también aparece como una deidad barbada con un tridente o una lanza en un vuelo en pleno invierno, piloteando un caballo similar a Pegaso transportado por el viento y frecuentemente acompañado por diminutos asesores de cambiante comportamiento que reparten regalos a quienes los merecen y disciplinan a los traviesos.
El hecho de que Odín sea visto como bueno y malo parece paradójico, pero no era inusual en las sociedades politeístas tener dioses con atributos buenos y malos. Esto explica cómo San Nick y el Viejo Nick puedan provenir del mismo personaje.
Otras antiguas tradiciones nórdicas y teutónicas conocidas hoy en día incluyen ofrendas de comida y bebida para apaciguar a los divinos, así como árboles sagrados que alcanzan los cielos, apuntando a la estrella polar y al hogar de los dioses. San Nicolás y sus festividades absorbieron inmediatamente dichos elementos y las celebraciones continuaron a través de los siglos.

SINTERKLAAS LLEGÓ A LA CIUDAD
Con la Reforma Protestante del siglo XVI la adoración de los santos católicos fue vilipendiada como anatema y los reformadores comenzaron a señalar rápidamente que imitaban a los paganos rituales politeístas. Pero las tradiciones relacionadas con Nicolás no fueron desarraigadas fácilmente, pues se trataba del recientemente adoptado y simbólico Niño Dios quien decidía qué niños recibían regalos y quiénes eran castigados; pero para adaptarse a la preferencia pública el santo algunas veces permanecía en un papel menor, apareciendo como el pequeño y delicado ayudante oscuro, ocasionalmente con cuernos, del dios griego Pan o del dios romano Fauno (cuya festividad era el 5 de diciembre). Sin embargo, en los Países Bajos Sinterklaas sobrevivió la revisión casi ileso. Cada año llega en barco con su caballo blanco, acompañado de su ayudante (Zwarte Piet/Black Peter) para repartir manjares a los niños buenos y amenazar a los niños traviesos con llevarlos de regreso a España en su costal vacío, mientras que el santo mitra reparte regalos en los hogares de las personas cada 5 de diciembre, el día de esta festividad.
A pesar de Sinterklaas, la Reforma se las arregló para suspender muchas celebraciones navideñas y las prácticas relacionadas con Nicolás, y la Guerra de los Treinta Años que devastó Europa de 1618 a 1648 acabó con las antiguas tradiciones y costumbres. Aun así, con el tiempo, los viajes y la tolerancia, Santa Claus y su serpenteante línea de encarnaciones parece, por ahora, estar viviendo su último jo-jo-jo.
ALICE ABLERalice.abler@visionjournal.org 
REFERENCIAS SELECCIONADAS:
1 George H. McKnight, St. Nicholas: His Legend and His Role in the Christmas Celebration and Other Popular Customs [San Nicolás: Su leyenda y su papel en la celebración navideña y otras costumbres populares] (1917). 2 Washington Irving, Knickerbocker’s History of New York [La historia de Nueva York según Knickerbocker] (1809). 3 Clement A. Miles, Christmas Customs and Traditions: Their History and Significance [Costumbres y Tradiciones Navideñas: Su historia e importancia] (1912, 1976).

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Alejandro Agostinelli es periodista y es editor del blog Factor 302.4



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